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EJÉRCITOS FANTASMALES
Se
dice que los viejos soldados nunca mueren, sólo se esfuman. Pero a veces se
niegan a hacer incluso esto. Los viejos soldados vuelven al mundo, integrando
ejércitos fantasmales que reviven eternamente sus batallas. O, al menos, existe
una verdadera multitud de leyendas que así lo afirma.
Las extrañas pisadas de caballeros que marchan cubiertos por sus armaduras han
sido oídas en el histórico Glastonbury, en Somerset; y en un valle de Wiltshire,
cerca de Woodmanton, se han visto caballos guerreros desprovistos de cabeza que
atraviesan la región al galope en los mismos sitios donde se libraron antiguas
batallas entre los romanos v los britanos. Pero el más célebre de los campos de
batalla fantasmales de Reino Unido está en Edgehill, Warwickshire.
En la batalla que se libró en este lugar, el 23 de octubre de 1642,
intervinieron más de 40 000 hombres; el choque se produjo entre las tropas del
rey, conducidas por el príncipe Rupert, y los Cabezas Peladas dirigidos por
Oliver Cromwell. Al terminar aquel día, el campo estaba cubierto de cadáveres y
de moribundos. Ambos bandos se retiraron para continuar la guerra en otras
regiones. Fue entonces cuando llegaron a Londres las informaciones de que la
batalla se había vuelto a producir, pero que esta vez los contendientes eran
fantasmas.
Los habitantes de la zona vieron una reproducción exacta del conflicto dos meses
después de que la batalla real hubiera cesado. Desconcertado, el rey Carlos I
envió a cuatro oficiales para que investigaran el caso. Los militares informaron
del relato recogido de los pastores: estos estaban cuidando de sus rebaños el
día de Nochebuena -un domingo-, cuando de pronto oyeron tambores que se
aproximaban, vieron cómo en un instante los dos ejércitos aparecieron en el
cielo disparando los mosquetes y los cañones, con las banderas desplegadas. Los
dos bandos lucharon encarnizadamente durante varias horas v finalmente
desaparecieron, a eso de las tres de la mañana del día de Navidad. A la noche
siguiente, los pastores montaron guardia en el campo, pero esta vez acompañados
por ciudadanos respetables de su parroquia v de las parroquias vecinas. Y todos
los testigos quedaron asombrados cuando los ejércitos fantasmales aparecieron
“con el mismo tumulto guerrero, luchando con la misma fiereza v furia que
antes”. Al domingo siguiente, los soldados fantasmagóricos volvieron al campo de
batalla y lucharon “con un tumulto todavía mayor” durante cuatro horas. Al día
siguiente, las tropas volvieron a enzarzarse. Lo mismo ocurrió el domingo y
lunes que siguieron. Los oficiales enviados por el rey contemplaron ellos mismos
la batalla espectral y reconocieron a algunos de los militares que habían
intervenido en la lucha original.
A
partir de entonces, se registraron numerosas denuncias acerca de extraños
estruendos v de la aparición de fantasmas de la guerra civil en la región; pero
nunca las luchas espectrales alcanzaron un grado de dramatismo parecido.
En 1904, un grupo de escolares caminaba hacia la colina de Marplit, cerca de
Honiton, en Devon, cuando vieron a un hombre al que creyeron un loco, vestido
con un sombrero negro de alas anchas y una larga chaqueta de color castaño
salpicada de barro. Curiosamente, el maestro que acompañaba a los escolares fue
el único que no vio la aparición. El aspecto aturdido v exhausto del hombre
asustó a los niños. Las investigaciones posteriores revelaron lo siguiente: en
1685, un hombre que vivía en una granja de la colonia de Marplit consiguió
escapar a la carnicería que se produjo en la batalla de Sedgemoor -durante la
rebelión del duque de Montmouth contra el rey Jaime II- y regresó a su casa.
Pero en el preciso momento en que su mujer y sus hijos se aprestaban a darle la
bienvenida, una turba de soldados se acercó y derribó al hombre con sus espadas.
En 1745, unas treinta personas pudieron contemplar un ejército de fantasmas que
marchaba sobre el cielo de Souter Fell, en Cumbria, durante la época de la
rebelión de los jacobitas. En el mismo sitio donde en 1746 se llevó a cabo la
batalla de Culloden, se ha visto recientemente a guerreros fantasmales. Y, en
1932, dos asustados motociclistas vieron a dos soldados cubiertos con capotes
cerca del Páramo de Marston, Yorkshire, en el lugar donde en 1644 se libró una
importante batalla de la guerra civil.
También las grandes acciones de la guerra civil norteamericana suelen ser
repetidas por los fantasmas. La más célebre es la del sitio de Shiloh, durante
el cual murieron 20 000 hombres; al día siguiente de la batalla -decían los
lugareños-, el río cercano corría rojo de sangre. Y, desde entonces, numerosas
personas han visto v oído reproducciones de ese feroz episodio.
Las dos guerras mundiales también han aportado una considerable cantidad de
fantasmas; es posible que los más conocidos sean los ángeles de Mons.
Según se supone, estos espectros aparecieron por primera vez durante la batalla
de Mons, en Bélgica, en el curso de la Primera Guerra Mundial, el 26 de agosto
de 1914. Eran -se dice- los fantasmas de los arqueros que intervinieron en la
batalla de Agincourt en 1415; su aparición consternó seriamente a las trincheras
alemanas. Permitió que las fuerzas expedicionarias británicas se retiraran v
reagruparan después de una lucha feroz.
En
el mes de septiembre que siguió a la batalla de Mons, el escritor Arthur Mache
escribió en el Evening News de Londres acerca de la “banda de ángeles” que
salvó a las tropas británicas. Más tarde, Machen rectificó y confesó que había
inventado la historia. Pero numerosos oficiales v soldados juraron que habían
visto a los ángeles. Un oficial de Bristol, en una entrevista que concedió a la
revista de su parroquia, relató que, cuando un grupo de la caballería alemana
aisló a sus compañeros, él esperaba una muerte irremediable. Fue entonces cuando
los ángeles se materializaron, colocándose entre las dos fuerzas, v los caballos
alemanes se aterraron y no quisieron entrar en la lucha. Un brigadier general y
otros dos oficiales británicos refirieron una historia similar a su capellán; un
teniente coronel narró que, durante la retirada, su batallón de caballería fue
escoltado durante veinte minutos por jinetes espectrales, situados en los
campos, a ambos lados del camino.
Después de finalizada la Primera Guerra Mundial, se difundieron versiones,
proporcionadas por los soldados franceses y alemanes, según las cuales el bando
británico había contado con la ayuda de aliados sobrenaturales. Los tres
ejércitos estaban exhaustos después de la dura lucha, y es posible que los
soldados hubieran sufrido alucinaciones. Pero, reales o no, los ángeles de Mons
ciertamente contribuyeron a elevar la moral en las trincheras británicas.
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